Una computadora del tamaño de un transformador

26 febrero, 2009
Una computador realmente pequeña con un microprocesador Marvell de 1.2 GHz, 512MB de ram, y otros 512MB de memoria flash, para que actúe de disco, una salida a Ethernet (RJ45) y una salida USB.

Supuestamente es compatible con Linux desde 2.6 y salió a la venta (en USA) a solo u$ 99. Lo malo y realmente malo es que no tiene salida a monitor... realmente no se como sera la conectividad con algo "para ver", jeje, pero supuestamente se puede por el puerto USB.


Hablan tambien de bajar el precio a u$ 49, interesante oferta...

Fuente: Xataka
Info: Web del fabricante

Error en el Google Earth 5 (beta) para Linux

24 febrero, 2009
Después de leer los nuevos features del Google Earth, donde se puede explorar el océano, quise probarlo, así que lo descargué y lo instale (como usuario común), para ver que onda.

Cuando lo abro llega a intentar cargar el mapa y muere, lo ejecuto de cosola a ver que error me tira y:
exos@DDexia:~/google-earth$ ./googleearth Warning: Unable to create prefs directory '/home/exos/.googleearth'. El fichero ya existe. ./googleearth-bin: relocation error: /usr/lib/i686/cmov/libssl.so.0.9.8: symbol BIO_test_flags, version OPENSSL_0.9.8 not defined in file libcrypto.so.0.9.8 with link time reference

Primero me fijo si tenia intalada la librería libcrypto.so.0.9.8, veo que si, y luego la encuentro adentro del diretorio del Google Earth, no era un enlace simbolico, sino un archivo aparte, asi que se ma ocurre hacer un dif:

exos@DDexia:~$ diff /usr/lib/libcrypto.so.0.9.8 google-earth/libcrypto.so.0.9.8
Los ficheros binarios /usr/lib/libcrypto.so.0.9.8 y google-earth/libcrypto.so.0.9.8 son distintos

Viendo que los binarios eran distintos pense que podia ser un problema de plataforma asi que solo reemplace:

Primero guardo el file por las dudas:
$ cd ~/google-earth $ mv libcrypto.so.0.9.8 libcrypto.so.0.9.8.back

luego creo un enlace simbólico a la lib que tengo en /usr/lib:
$ ln -s /usr/lib/libcrypto.so.0.9.8

Y listo, Google Earth 5 andando.

Canon digital en la Argentina

08 febrero, 2009
Leo desde Fundación Via Libre una noticia que la verdad me dejo bastante preocupado:

Si hay algo que no se puede negar de los maximalistas del derecho de autor, es que son perseverantes.

Hace poco más de un año, cuando un grupo de una “unión de músicos independientes” se acercó al diputado Claudio Morgado (Frente para la Victoria) con una propuesta de ley que incluía la recaudación de un “Canon Digital”, la reacción en contra fue tan clara que inmediatamente (y sin siquiera avisarle a Morgado, que había puesto la cara por ellos) eliminaron ese elemento de la propuesta.

Pero oponerse a este tipo de iniciativas tiene mucho en común con luchar contra zombies: no importa cuantas veces uno las mate, siguen avanzando.

Viendo que las tratativas con un legislador “del palo mediático” salieron mal, esta vez buscaron uno que tuviera una trayectoria conocida de apoyo a las políticas corporativas, y lo encontraron en el Senador Nacional Daniel Filmus (también del Frente para la Victoria). A la hora de encontrar alguien que no dude en impulsar intereses comerciales en detrimento de la ciudadanía, ¿quién mejor que una persona que, cuando Ministro de Educación, firmó contratos confidenciales con Microsoft para poner en sus manos la educación informática de nuestros niños?

Así, esta vez fueron los mismos “dueños de la cultura” los que se reunieron con el senador Filmus: la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC), la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI), la Sociedad General de Autores de la Argentina (ARGENTORES), la Asociación Argentina de Intérpretes (AADI) y la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF). Seguramente apelando al cholulismo del que viene haciendo gala la cúpula del gobierno, fueron representados por un grupo de famosos que incluía a Atilio Sampone, Jorge Marrale, Pepe Soriano, León Gieco y Tito Cossa.

La idea detrás del proyecto es simple: como la tecnología digital puede usarse para confeccionar copias de obras de las que estas organizaciones se sienten más dueñas que los propios autores(recordemos por ejemplo aquella vez que SADAIC se presentó a cobrar los derechos de autor por el uso de música compuesta por Pino Solanas en una película del mismo Pino Solanas, y que pretenden cobrar aunque los derechos de autor de la obra hayan expirado, o el autor mismo haya renunciado explícitamente a cobrar por ellos), ahora pretenden que el gobierno les autorice a cobrar un cierto porcentaje del precio del equipamiento e insumos informáticos (de computadoras, discos fijos, impresoras, reproductores de audio, cámaras digitales y teléfonos celulares a cartuchos de toner, CD-ROMs y memorias flash) para “compensar las pérdidas” producidas por el criminal comportamiento de personas que filman a su hijo tocando “Sólo le Pido a Dios” sin pagar por ello.

Quizás el aspecto más desagradable de este episodio sea ver a “artistas comprometidos” como León Gieco pidiendo al gobierno que recurra a la coerción estatal para sacarle dinero a la gente con tal de que no se seque la canilla de dinero de temas que escribieron hace veinte años. A esta hipocresía se agrega el cinismo de hacerlo “en nombre de los artistas”: con esta medida, no sólo se encarece obtener copias de obras del mismo Gieco, sino también de bandas nuevas, que deliberadamente alientan la copia de sus temas, con el fin de obtener promoción. Gieco y sus amigos están acostumbrados a cobrar una tajada de toda fiesta que se celebre en el país, independientemente de si su música suena en ella o no. ¿Es sorprendente que ahora quieran cobrar una tajada de cada computadora y cada CD que se compre en el Hospital Garraham?

Según el propio sitio web del senador Filmus, el proyecto sería presentado en marzo, habiendo sido redactado con la participación de las gestoras colectivas, pero sin ninguna participación de organizaciones de defensa de los derechos del consumidor y del ciudadano.

Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente,
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

León Gieco, probablemente hablando de León Gieco